Es sabido que la gran mayoría de fotógrafos submarinos recomiendan el uso de angulares «ojo de pez» para retratar ambientes bajo el agua. Como todavía no he encontrado ninguno para mi nikon, ni en el mercado negro ni en el de segunda mano, pues mi economía ya no da para más, quedamos Mundi y yo en intercambiar objetivos y así yo haría la primera inmersión en el Porís con su Tokina 10-17 mientras él probaría mi Nikon 105VR. La experiencia, la mar de divertida, me entretuve como un niño con zapatos nuevos mirando por el visor y viendo cómo convergían todas las líneas de fuga formándose unas imágenes realmente extrañas.
La suerte hizo que nos topáramos también con un montón de bichos, como; rubios, caballitos de mar, meros, medusas, una pequeña tembladera e incluso un trío de chocos que parecían estar a puntito de aparearse…