Una inmersión temprana, pues quedamos Javi, Víctor, Adirán y yo a las 8:00 de la mañana en Bocacangrejo para ventilarla pronto y rápido a por la segunda inmersión en el siguiente punto.
No conocía el sitio y Javi se ofreció amablemente a guiarla. La verdad es que no me resultó sencilla de orientar, quizá por no conocerla, pero en general, vimos bastante vida, así que esta habrá que repetirla.
Muchas cositas chiquitas y Javi, en su línea, de enseñarnos de todo. A media inmersión se nos cruzó un tímido gallo azul que nada más vernos se escondió tras una piedra y no se dejó fotografiar… Qué pena no haberle picado unos ericitos, quizá así lo hubiéramos retratado.
A la salida, una tirada bien gorda hasta llegar al coche, lo peor de la inmersión, como casi siempre, es cuando sales del agua y la ingravidez se convierte en kilos y kilos de plomo, botella, cámara y gatcheto-aparatos que uno sólo necesita cuando se olvida de colgarlos del chaleco. El día se nubló así que anulamos la sucesiva y optamos por un café con leche, bocata de tortilla y pa casa con el desayuno y el vicio cumplidos.