Primero…
Lugar: Punta Prieta, Güímar
Fecha: 06/02/2011
Profundidad Máxima: 34,4m
Hora de entrada: 10:52
Duración: 52min
Temperatura: 19ºC
Compañeros: Adrián y Sacha
… y después…
Lugar: Porís de Abona
Fecha: 06/02/2011
Profundidad Máxima: 15,4m
Hora de entrada: 14:42
Duración: 65min
Temperatura: 19ºC
Compañeros: Adrián y Sacha
Ya sólo nos quedan un par de días para nuestro viaje a El Hierro donde vamos a intentar rellenar un poco más nuestro catálogo de especies y de inmersiones. Mi intención hoy era hacer dos inmersiones sucesivas; una un poco profunda y otra de mantenimiento y así ir preparando el cuerpo para la paliza de nitrógeno a la que tenemos intención de someter. Pues para nuestra sorpresa hoy pudimos incorporar 3 especies más a nuestro catálgo; un gallo azul, un banco de Herreras y por fín descubrimos el famoso pez que caminaba por el sebadal del Poris; el «Rubio» que además de tener 6 patas descubrimos que tiene un hermoso par de alas, sí de alas.
En Punta Prieta nuestro objetivo era, a) no olvidarnos los plomos y b) controlar el punto de DECO de nuestros ordenadores de buceo. Como pequeño homenaje a un antiguo miembro del club nos metimos en el agua con 3 ordenadores de buceo; esos sí, muy discretamente para que nadie nos viera con tanta cacharrería en las muñecas. Adrián tiene un Sunto y un Aladin y yo tengo un Beuchat así que queríamos comparar cuáles eran más sensibles al DECO. Resultado: El Sunto y el Aladin entraron en DECO mientras que el Beuchat no llegó a darlo.
Aleteamos por superficie hasta estar casi encima de la cueva y picamos directos para el fondo. Nada más llegar un gallo azul (un tanto esquivo) en la entrada. Sesión de fotos hasta espantarlo y directos al banco de roncadores. Ahí nos tomamos con otros buceadores que también estaban haciendo fotos así que tiramos hacia una de las oquedades que hay en el techo de la cueva donde habíamos visto una picopato que, Bingo!, seguía ahí, y esta vez de cuerpo entero… vaya lujo.
Los ordenadores de Adrián empezaron a marcar DECO mientras que al mío aun le quedaban 2 minutos así que comenzamos a subir parándonos para fotografiar un ceriantario en uno de los laterales de la cueva y, más arriba las anguilas jardineras. Por encima de las anguilas vimos dos samas roqueras persiguiendo a un pulpo. Al vernos, las samas se dieron a la fuga y el pulpo se quedó posando con los tentáculos desplegados a modo de agradecimiento por echarle una mano con sus perseguidores. Seguíamos subiendo y nos aguardaba una anémona que ya conocíamos de la última vez, luego el banco de herreras y otro de bicudas que en vez de nadar en dirección contraria a nosotros acabaron pasando a escasísimos metros de distancia. Ya en tierra, un poquito de aquarius, unas galletas y al coche que había que ir al Porís.
En el Porís siguió nuestra suerte, un día espléndido y, sobretodo, aparcamiento justito al lado del muelle. Nos equipamos y a nadar. Ahora íbamos con 12L y como inmersión sucesiva, no queríamos bajar demasiado para evitar la deco así que bucearíamos a media pared sin pasar de los 15m. Nada más deshichar el chaleco, y sin apenas tiempo de preparar la cámara, Adrián me señaló a una parejita de jóvenes viejas que se estaban morreando. Parecía o un cortejo o un duelo territorial aunque con lo pequeñas que eran, supongo que no sería más que un juego. Tomé varias fotos, y si alguien me cuelga un comentario explicándome qué hacían exactamente lo agradeceré en el alma.
Hoy quería practicar algunos ambientes con modelo, concretamente uno en un pequeño arco al final del muro con una pequeña cúpula donde se estanca el aire y según cómo orientes la cámara logras reflejar al buceador. He puesto la que mejor quedó y como podrán comprobar he de seguir practicando un poquito más. Siguiendo la pared revisitamos la guarida del murión del otro día que esta vez se veía más tímido. Por encima del murión una picopato con un ojo virulo y un poco de mala leche, tenían unos movimientos que me recordaban a Leonardo Dantés y su «Baile del pañuelo».
A la vuelta, Adrián se metió en el arenal en busca del pez famoso ese que camina esta vez sí que lo encontramos. Al principio caminaba muy lentamente sobre sus seis patas pero cuando se percató de nuestra presencia, desplegó una hermosísimas alas con puntos azules y comenzó a nadar alejándose de nosotros. Pasados unos segundos y como vio que le seguíamos dio media vuelta, plegó las alas y salió «echando virutas». Fue un visto y no visto, pero me dio tiempo de sacarle dos fotos. La próxima me acerco con más cuidado a ver si me da tiempo de fotografiarlo caminando.
Bueno, hasta aquí llegó el fin de semana. Ahora un par de días de curro y el viernes cogemos el barco para El Hierro… Espero poder mostrarles muchas muchas fotos a la vuelta.
Sean felices, Sacha.