Lugar: Teno, Buenavista
Fecha: 8/1/2011
Profundidad Máxima: 23,3m
Hora de entrada: 16:56
Duración: 69min
Temperatura: 21ºC
Compañeros: Adrián, Juan y Sacha
Cuando el mar pega en la zona norte de la isla, como era el caso de hoy, los «chicarrones» del Sibsub recurrimos a Teno para matar nuestro mono de agua. Como es habitual en invierno, en la parte norte de Teno batían las olas mientras que si mirabas para Los Gigantes el agua se veía echada.
Ya era un poco tarde y nos metimos sin demasiadas pretensiones, simplemente pasar un rato a remojo, pero al poco de meternos nos visitó un Jurel curioso. Yendo encima del veril nos tropezamos con un Angelote hambriento que no dudó en zamparse uno de los pejeverdes que merodeaban incautos por delante de sus narices. Suerte de mí tener la cámara lista pues pude pillarle con el desafortunado pececito en la boca.
Avanzando un poco más, un tamboril espinoso nos esperaba en su cueva, él siempre tímido nos daba la espalda como si se tratase de la Obregón con sus «paparazzis».
– Vamos pal Coral?, preguntó Juan (o yo creo que preguntó eso)
Como los tres íbamos con 15 litros y la corriente, sorprendentemente, no hizo acto de presencia, tiramos raudos y «a media agua» hacia el coral. Juan y yo queríamos mostrárselo a Adrián quien nunca lo había visto tan frondoso en Tenerife.
Por supuesto, cuando uno ve coral a tan sólo 20m lo aprovecha con una sesión de fotos. Hasta una cabrilla con ansias de fama se nos cruzó delante diciendo: «Yo quiero salir en la web…». A dos escasos metros de la cabrilla exhibicionista nos esperaba un murión y una cuevita con camarones de bandas que no pude fotografiar por falta de ángulo y también, como no, de experiencia.
El regreso era largo así que, siguiendo las normas de todo buen buceador, a la «media botella» dimos la «media vuelta» y nos topamos con un pequeño chucho rebuscando en el arenal, un bocinegro curioso y Adrián encontró un pulpo «comadrona» que se había agazapado en una cuevita instalando a la entrada un murito de piedras para proteger su nido de huevas. Nos comenta Adrián que algunos de estos pulpos llegan a morir de inanición por quedarse en la cueva cuidando de su futura progenie. Éste estaba ya un poco débil pues no intentó agarrar, como suelen hacer todos los pulpos con lo que me topo, el billete de 1.000 pesetas que tengo en la carcasa de mi cámara. Desde «enelemar.es» le deseamos a nuestra «pulpita» que tenga una buena camada y que se pueda recuperar de ésta para poder tener muchas más.
Bueno, resumiendo, una gran inmersión llena de bichos y con unos panoramas preciosos. Será de las que uno siempre recuerde!!
Gracias Juan y Adrián!!