Hace unos días localizamos en Las Eras una anémona gigante (Telmatactis cricoides) que hacía de guardería de una considerable cantidad del alevines de fula y algún que otro alfonsito también pesqueñín. Enseguida vi la foto, quería componer en un encuadre vertical una foto de una de las fulitas en primer plano con uno de los tentátulos de la anémona detrás, ligeramente desenfocado y un poco por encima de la cabeza del sujeto principal. Entre que el lugar era, como casi siempre, muy angosto, que las fulas no paraban de moverse y que al poco rato el odenador empezó a pitarme con la deco (la anémona está a 20m y ésta era nuestra segunda inmersión del día) tuve que cejar en el empeño no sin irme con la clara determinación de que eso no quedaría ahí y que regresaría muy pronto para «cuadrar» la estampa que ya tenía en la cocorota.
…Y a los pocos días regresé, arrastrando esta vez con Juan, Alejo y Camilo y sin inmersiones acumuladas para poder espatarrarme frente a la anémona en cuestión todo el tiempo que las tablas de buceo recreativo me lo permitieran. Se ve que las fulas son un plato apetitoso pues de haber como 10 el primer día, el segundo apenas quedaban 4, eso sí, estaban igual de intranquilas que el primer día y no paraban de moverse. Me planté en total como 35 minutos haciendo mis intentos y ¡nastis! la foto no apareció así que como hombre tozudo que soy volví a arrastrar con Adrián un tercer día a ver si había más suerte.
Siempre me han dicho que con constancia al final uno siempre logra lo que busca, pero se ve que para poder hacer esta foto, necesito mucha más y me temo que en la tercera visita sólo quedaban 2 fulas así que… A esperar hasta la próxima oportunidad!!!
De momento, aquí les dejo mis «intentos fallidos» y otras fotitos que también pude hacer durante esa tres inmersiones en Las Eras.