Sólo había hecho la Baja del Realejo una vez y no me llevé el tan especial gran recuerdo que todos mis compañeros me contaban del sitio así que ya tenía ganas de que Manolo (Club de Buceo Anfibios) me guiara hasta alguno de sus famosos tesoros. Esta vez sí… el recuerdo de las paredes de aquel barranco submarino tapizado de coral negro con un campo de gorgonias rojas y la gran mata de coral naranja en el fondo quedará impregnado en mi memoria durante mucho mucho tiempo. Eso sí, un buceo muy exigente, nada recomendado a recién iniciados, pues hubo que dar mucha aleta contra corriente y, sobretodo, saber gestionar bien el aire y la deco durante toda la inmersión. Soy muy poco deportista, pero el esfuerzo mereció la pena!!!!!