Y seguimos por Radazul haciendo alguna nocturna más. En esta ocasión nos topamos con un Pegusa-lascaris o Alelía, un lenguado relativamente difícil de ver y de considerable tamaño. He de confesar que pasé un poco de hambre mientras hacía las fotos, no sé si por lo tarde que era o más bien porque tenía una pinta de quedar riquííííííííísimo a la plancha con unas patitas (nunca lo sabremos).